Familia camina de la mano
Familia camina de la mano

No posesión: Los hijos no son una “posesión” de los padres, a diferencia de los objetos materiales como un coche o una casa.

Responsabilidad familiar: Los niños nacen dentro de una familia, y es natural que la familia asuma la responsabilidad de esa vida que comienza.

El alma del niño: El niño tiene un corazón, un alma, y eso no es propiedad de nadie. El alma viene de Dios, no de los padres.

Formación de los hijos: Los padres están llamados a dar una formación profunda, correcta y clara a sus hijos.

Normas de seguridad: Los padres enseñan primero al niño normas de seguridad básicas.

Enseñar a hablar: Los padres enseñan simultáneamente al hijo a hablar, lo que abre su mundo interior.

Educación más allá de la supervivencia: El hijo todavía tiene que aprender detalles de educación que van mucho más allá de las normas de supervivencia.

Educación moral: La educación moral es uno de los grandes retos de toda la vida familiar.

Buenos ciudadanos: La mayor alegría que pueden sentir los padres es ver que sus hijos son realmente buenos ciudadanos.

Los hijos no son propiedad: Los hijos no son propiedad de nadie, ni de la familia, ni de la escuela, ni del Estado.

Crecimiento de los niños: Todos, especialmente en casa, estamos llamados a ayudar a los niños y adolescentes a crecer como buenos ciudadanos y hombres de bien.

Niños jugando en el bosque
Niños jugando en el bosque

Los padres reciben la misión de criar a sus hijos, pero también de educarlos en la fe.

La educación de los hijos según el Catecismo de la Iglesia Católica es un tema fundamental. El cuarto mandamiento establece: “Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar” (Éxodo 20, 12). Este mandamiento nos recuerda la importancia de honrar y respetar a nuestros padres, quienes nos han dado la vida y nos han transmitido el conocimiento de Dios.

Aquí hay algunos puntos clave relacionados con la educación de los hijos según el Catecismo:

Relación con los padres: Los hijos deben obedecer a sus padres en el Señor, ya que esto es justo. Honrar a los padres es el primer mandamiento que lleva consigo una promesa: para que seas feliz y tu vida se prolongue en la tierra.

Deberes hacia los padres: El cuarto mandamiento se aplica a las relaciones de parentesco con los miembros de la familia. Esto incluye dar honor, afecto y reconocimiento a los abuelos y antepasados. También se extiende a los deberes de los alumnos hacia los maestros, de los empleados hacia los patronos y de los ciudadanos hacia su patria y sus gobernantes.

Recompensa y consecuencias: Cumplir con el cuarto mandamiento trae recompensas: prolongación de la vida y frutos espirituales. Por otro lado, la falta de observancia de este mandamiento puede tener consecuencias negativas para las comunidades y las personas.

En resumen, la educación de los hijos según el Catecismo implica honrar y respetar a los padres, reconocer su autoridad y cumplir con los deberes familiares. Además, los padres desempeñan un papel crucial en la formación espiritual de sus hijos, guiándolos hacia una relación con Dios y enseñándoles virtudes como la obediencia y el temor de Dios.

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